Intel acaba de anunciar un nuevo plan de reestructuración que implica el despido de un total de 12.000 trabajadores de todo el mundo debido a que la demanda de ordenadores personales, su fuente de producción más fuerte hasta ahora, es cada vez menor. Por tanto, han decidido centrar sus fuerzas no tanto en este campo sino en otro que sí les está dando buenos resultados. Esto es, la producción de microchips para centros de datos y dispositivos conectados a Internet, algo que sí tiene una gran demanda en clientes de todo el mundo. De hecho, Intel es hoy día uno de los mayores fabricante de microchips. Por ello, han decidido reducir su plantilla un 11 por ciento con el fin de ahorrar un total de 1,4 mil millones de dólares (unos 1,2 mil millones de euros) al año, con la esperanza de hallar mejores resultados a mediados de 2017.

Sabemos que tanto el centro de datos como el Internet de las Cosas son dos de los motores de crecimiento principales de Intel. De hecho, sólo el año pasado aportaron un beneficio total de 2,2 mil millones de dólares, lo que equivale a un 40 por ciento de los beneficios de la compañía y que sin duda compensó en gran medida la disminución de ventas en el mercado de PCs. Hay que tener en cuenta que dicha disminución de ventas no sólo afecta a Intel, ya que el mercado de ordenadores disminuyó hasta un 11,5 por ciento sólo en el primer trimestre de este año, motivando así a que muchas empresas hayan decidido bajar sus previsiones de ventas para el futuro, preparándose para obtener unos resultados similares en los próximos trimestres. Hay que hacer frente a lo inevitable.

Sin embargo, y volviendo al tema de los despidos, el CEO de Intel, Brian Krzanich, comunicaba a través de una carta a sus empleados que los despidos se llevarían a cabo de forma gradual y que comenzaría con aquellos que dimitiesen de forma voluntaria. Krzanich aseguraba, además, que sus acciones futuras serían comunicadas en los próximos 60 días, si bien es verdad que los despidos se alargarán hasta 2017 con el fin de que la transición no sea muy abrupta ni genere problemas ni malestar en la empresa.

Intel capital

Por su parte, Krzanich quería dejar claro, además, que no se toma esos cambios a la ligera. “Estamos diciendo adiós a compañeros que han jugado un papel importante en el éxito de Intel. Estamos profundamente comprometidos a ayudar a nuestros empleados durante esta transición, y lo haremos con la mayor dignidad y respeto posible”. Algo muy loable, hay que decir.

Si bien es cierto que la mayoría de las instalaciones de Intel enfocada a la producción se encuentran en Estados Unidos, la compañía asegura que los despidos se llevarán a cabo a nivel mundial en cualquiera de sus sucursales. Teniendo en cuenta que vivimos unos tiempos bastante difíciles en lo referente a lo laboral, la verdad es que leer algo así supone un trago muy amargo.